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Cómo gestionar tus emociones

Las emociones son respuestas ante distintos eventos, experiencias o estímulos que surgen en nuestro día a día. Son una parte fundamental de nosotros/as mismos/as, puesto que influyen en los pensamientos que tenemos, en las decisiones que tomamos y en la conducta que adoptamos.

Todas las emociones tienen una función determinada, es decir, existen para algo y por algo. El motivo por el que existen es porque son adaptativas, son funcionales. Esto quiere decir que, sin ellas, probablemente nuestra vida en el mundo sería muy difícil y cualitativamente diferente. En ocasiones, tendemos a pensar que sería mejor vivir sin tristeza, sin enfado, sin angustia, sin ansiedad… Pero realmente estas emociones existen porque tienen un cometido en nuestra vida.

El problema llega cuando la intensidad de estas emociones nos desborda y no tenemos las estrategias o herramientas suficientes para poder afrontarlas y gestionarlas de manera adecuada. Por ello, la gestión y regulación emocional son dos habilidades fundamentales para desenvolvernos en nuestro día a día y para nuestra salud mental.

La conciencia emocional es el primer paso para aprender a gestionar nuestras emociones. No sólo es cuestión de tomar conciencia de las propias emociones sino también de las emociones de los demás. Es la capacidad de entender el contexto que nos rodea. Para un desarrollo óptimo de la conciencia emocional debemos de desarrollar las siguientes capacidades:

La regulación emocional sería el segundo paso a seguir. Se define como la capacidad para manejar nuestras emociones de forma más adaptativa y flexible. Para ello debemos de:

El tercer paso tiene que ver con la autonomía emocional, un conjunto de elementos en relación con la autogestión personal, autoestima, actitud positiva ante la vida, responsabilidad, capacidad para analizar críticamente las normas sociales, capacidad de buscar ayuda y recursos, así como autoeficacia emocional. Entre las competencias se observan:

El cuarto paso se alcanza con la capacidad para mantener buenas relaciones con otras personas. esto es, la  competencia social. Esto implica dominar habilidades sociales básicas de comunicación, respeto, actitudes prosociales, asertividad etc. En esta línea, hablamos de:

En último paso nos acerca a las competencias para la vida y el bienestar. En este caso, esta capacidad hace referencia a organizar nuestra vida de forma equilibrada, superando los desafíos de la vida. De este modo, esta competencia se basa en:

Algunas técnicas básicas para empezar a identificar y regular nuestras emociones pueden ser muy útiles.

Empezando por la auto-observación de nuestras emociones, con técnicas como autorregistros, en los cuales debes anotar las emociones que experimentas, intentando ponerles un nombre y el pensamiento que acompaña dicha emoción. También es importante anotar qué conducta llevas a cabo cuando experimentas esas emociones, de esta manera, conseguirás establecer el patrón de pensamiento, emoción y acción que mencionamos al principio.

Es bueno poder compartir estas emociones con los demás, siempre y cuando podamos comunicarnos de manera asertiva, y permitir que los demás nos comuniquen también las suyas. De esta manera puedes mejorar tus habilidades de comunicación, tus relaciones interpersonales y también ampliar tu conocimiento emocional.

Otras técnicas sencillas que pueden aplicarse para la regulación emocional son:

 

Laura Moya- Psicóloga

Andrea Criado- Psicóloga

Marta Quintana – Psicóloga

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