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EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR

síndrome del impostor

¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico caracterizado por la creencia persistente de no merecer los logros alcanzados y el temor a ser expuesto como un “fraude”, a pesar de la existencia de evidencia objetiva de competencia y éxito. Las personas afectadas suelen atribuir sus logros a factores externos como la suerte o el esfuerzo excesivo, en lugar de reconocer sus propias capacidades o méritos (Feenstra et al., 2020).

Este fenómeno no se llega a considerar un trastorno psiquiátrico formalizado, pero puede tener igual un impacto negativo significativo en el bienestar psicológico y el desempeño laboral / académico (Bravata et al., 2019; Akam-Baxter et al., 2025).

Causas

Las causas del síndrome del impostor son multifactoriales y se relacionan con factores individuales, contextuales y sociales.

En primer lugar, entre los factores individuales destacan la baja autoestima, el perfeccionismo, la alta autoexigencia y el miedo al fracaso o al éxito (Neureiter & Traut-Mattausch, 2016). Además, la falta de autocompasión se asocia de manera inversa con la intensidad del síndrome del impostor (Kornsawad et al., 2025).

En cuanto a los factores contextuales, el entorno académico y profesional exigente, junto con la evaluación constante, puede exacerbar la autopercepción de incompetencia (Chakraverty et al., 2022).

Dentro de los factores sociales incluyen el género femenino, la falta de sentido de pertenencia y la exposición a microagresiones o sesgos. Estos elementos pueden aumentar la vulnerabilidad al síndrome del impostor, particularmente en grupos subrepresentados o en ambientes donde se percibe discriminación o aislamiento (Chakraverty et al., 2022).

Señales de sufrir el síndrome del impostor

Las señales o síntomas que pueden indicar que una persona está sufriendo el síndrome del impostor incluyen:

Herramientas para mitigar el síndrome del impostor

Actualmente, no existen guías clínicas formales ni tratamientos estandarizados, pero intervenciones orientadas a mejorar la autocompasión, el apoyo social y la identificación de patrones de pensamiento disfuncionales pueden ser útiles (Kornsawad et al., 2025).

Sin embargo, resulta fundamental resignificar el error y comprender que equivocarse no es un obstáculo, sino una parte inevitable y valiosa del proceso de aprendizaje. En realidad, los fallos nos ofrecen información muy útil: nos muestran qué estrategias no han funcionado, señalan los aspectos que necesitamos reforzar y, en última instancia, nos impulsan a buscar nuevas formas de mejorar. Si no existiera la posibilidad de fallar, tampoco habría oportunidad de crecer, experimentar ni consolidar aprendizajes significativos. Por eso, más que evitar equivocarnos, lo saludable es aprender a interpretar los fallos como parte del camino, sin asociarlos automáticamente con incapacidad o falta de valor

Por eso, es clave introducir el hábito de cuestionar nuestros pensamientos. Esto significa detenerse y preguntarse:

¿Qué evidencia concreta respalda esta idea?
¿Qué hechos objetivos la sostienen?
¿Existen pruebas que indiquen lo contrario?

Al formularnos estas preguntas, nuestro cerebro empieza a entrenarse en el pensamiento crítico, aprendiendo a distinguir entre interpretaciones subjetivas y realidades verificables. Con el tiempo, este proceso se convierte en un recurso automático que nos permite relativizar los pensamientos distorsionados y reducir su impacto emocional.

En definitiva, cuestionar los pensamientos no implica ignorarlos o rechazarlos de plano, sino observarlos con una mirada más analítica y compasiva, diferenciando entre lo que es un hecho comprobable y lo que es únicamente una construcción mental.

Conclusión: El síndrome del impostor no es un trastorno, pero afecta profundamente al bienestar; reconocerlo, normalizarlo y cambiar la forma de interpretar los logros y los errores es clave para reducir su impacto.

Autor: Ángela Higes Tejeda.

Referencias: 

Akam-Baxter, E., O’Brien, C. M., Sinharay, S., Clavijo-Jordan, V., Rodriguez, S. B., Ijoma, J. N., Kustagi, A., Sahn, M., Diop, F., Mack, K., Malonza, N., & Alvarez, N. H. (2025). Visions by WIMIN: Imposter Phenomenon. Molecular Imaging And Biology27(1), 17-22. https://doi.org/10.1007/s11307-024-01971-5

Begeny, C. T., Ryan, M. K., Rink, F. A., Stoker, J. I., & Jordan, J. (2020). Contextualizing the impostor “syndrome”. Frontiers in Psychology, 11, 575024. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.575024

Bravata, D. M., Watts, S. A., Keefer, A. L., Madhusudhan, D. K., Taylor, K. T., Clark, D. M., Nelson, R. S., Cokley, K. O., & Hagg, H. K. (2019). Prevalence, Predictors, and Treatment of Impostor Syndrome: a Systematic Review. Journal Of General Internal Medicine35(4), 1252-1275. https://doi.org/10.1007/s11606-019-05364-1

Chakraverty, D., Cavazos, J. E., & Jeffe, D. B. (2022). Exploring reasons for MD-PhD trainees’ experiences of impostor phenomenon. BMC Medical Education, 22(1). https://doi.org/10.1186/s12909-022-03396-6

Kornsawad, K., Shah, A., Yan, J., Aboueisha, A., Woodward, M. A., Mann, A., & Fainstad, T. (2025). Do I Belong? A Multivariable Analysis of Impostor Syndrome and Associated Factors in Female Physician Trainees. Journal Of General Internal Medicine. https://doi.org/10.1007/s11606-025-09780-4

Neureiter, M., & Traut-Mattausch, E. (2016). An Inner Barrier to Career Development: Preconditions of the Impostor Phenomenon and Consequences for Career Development. Frontiers In Psychology, 7. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2016.00048

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