
19 Sep EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR
¿Qué es el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico caracterizado por la creencia persistente de no merecer los logros alcanzados y el temor a ser expuesto como un “fraude”, a pesar de la existencia de evidencia objetiva de competencia y éxito. Las personas afectadas suelen atribuir sus logros a factores externos como la suerte o el esfuerzo excesivo, en lugar de reconocer sus propias capacidades o méritos (Feenstra et al., 2020).
Este fenómeno no se llega a considerar un trastorno psiquiátrico formalizado, pero puede tener igual un impacto negativo significativo en el bienestar psicológico y el desempeño laboral / académico (Bravata et al., 2019; Akam-Baxter et al., 2025).
Causas
Las causas del síndrome del impostor son multifactoriales y se relacionan con factores individuales, contextuales y sociales.
En primer lugar, entre los factores individuales destacan la baja autoestima, el perfeccionismo, la alta autoexigencia y el miedo al fracaso o al éxito (Neureiter & Traut-Mattausch, 2016). Además, la falta de autocompasión se asocia de manera inversa con la intensidad del síndrome del impostor (Kornsawad et al., 2025).
En cuanto a los factores contextuales, el entorno académico y profesional exigente, junto con la evaluación constante, puede exacerbar la autopercepción de incompetencia (Chakraverty et al., 2022).
Dentro de los factores sociales incluyen el género femenino, la falta de sentido de pertenencia y la exposición a microagresiones o sesgos. Estos elementos pueden aumentar la vulnerabilidad al síndrome del impostor, particularmente en grupos subrepresentados o en ambientes donde se percibe discriminación o aislamiento (Chakraverty et al., 2022).
Señales de sufrir el síndrome del impostor
Las señales o síntomas que pueden indicar que una persona está sufriendo el síndrome del impostor incluyen:
- Inseguridad constante respecto a sus capacidades y resultados, incluso cuando existen pruebas claras de éxito académico o laboral.
- Interpretación de los logros como consecuencia de la suerte, el esfuerzo desmedido o la ayuda externa, en lugar de reconocer sus propias competencias.
- Temor marcado a ser identificado como un impostor, lo que provoca ansiedad previa a evaluaciones o a la asunción de nuevas tareas.
- Tendencia al perfeccionismo condicionado por lo social, con metas muy altas autoimpuestas y una fuerte preocupación por satisfacer las expectativas de los demás.
- Autoestima disminuida y elevada autocrítica, acompañadas con frecuencia de sentimientos de incapacidad y de una visión negativa de sí mismo.
- Comparación habitual con otras personas de manera desfavorable, restando valor a los propios éxitos frente a los ajenos.
Herramientas para mitigar el síndrome del impostor
Actualmente, no existen guías clínicas formales ni tratamientos estandarizados, pero intervenciones orientadas a mejorar la autocompasión, el apoyo social y la identificación de patrones de pensamiento disfuncionales pueden ser útiles (Kornsawad et al., 2025).
- Es importante normalizar la experiencia del síndrome del impostor, entendiendo que no se trata de algo que nos ocurre de manera aislada o individual, sino que es mucho más común de lo que solemos imaginar. Muchas personas, incluso aquellas que parecen seguras y exitosas, atraviesan sentimientos de duda, inseguridad y miedo a no estar a la altura. Lo que suele ocurrir es que, al no hablarlo abiertamente, se mantiene la falsa idea de que “solo me pasa a mí”.
En este sentido, resulta útil introducir el concepto de ignorancia pluralista, un sesgo cognitivo y social que se da cuando un grupo de personas comparte una misma preocupación, emoción o creencia, pero cada individuo cree erróneamente que esa experiencia es poco común o inexistente en los demás. Como consecuencia, nadie lo expresa, reforzando la idea de que uno está solo en lo que siente. Aplicado al síndrome del impostor, la ignorancia pluralista nos lleva a pensar que todos los demás se sienten confiados y competentes, cuando en realidad muchos de ellos están experimentando exactamente las mismas dudas internas. - Uno de los mayores desafíos en el ámbito académico, profesional e incluso personal, es la forma en que interpretamos el error y el fracaso. Con frecuencia, las personas perciben equivocarse como algo inadmisible, casi una mancha en su trayectoria o una prueba de incapacidad. Esta visión rígida y negativa lleva a que muchos vivan el error con miedo, vergüenza o como una confirmación de que no son suficientemente competentes.
Sin embargo, resulta fundamental resignificar el error y comprender que equivocarse no es un obstáculo, sino una parte inevitable y valiosa del proceso de aprendizaje. En realidad, los fallos nos ofrecen información muy útil: nos muestran qué estrategias no han funcionado, señalan los aspectos que necesitamos reforzar y, en última instancia, nos impulsan a buscar nuevas formas de mejorar. Si no existiera la posibilidad de fallar, tampoco habría oportunidad de crecer, experimentar ni consolidar aprendizajes significativos. Por eso, más que evitar equivocarnos, lo saludable es aprender a interpretar los fallos como parte del camino, sin asociarlos automáticamente con incapacidad o falta de valor
- Una de las habilidades más poderosas para afrontar la autocrítica excesiva y el síndrome del impostor es aprender a cuestionar nuestros propios pensamientos. Con frecuencia, tendemos a dar por sentadas las ideas que nos vienen a la mente, como si fueran hechos inamovibles y objetivos. Sin embargo, la realidad es que muchos de nuestros pensamientos no son más que interpretaciones subjetivas, moldeadas por nuestras emociones, creencias previas y experiencias personales.
Cuando no ponemos en duda lo que pensamos, corremos el riesgo de confundir suposiciones con certezas. Por ejemplo, podemos llegar a convencernos de que “todos se van a dar cuenta de mi ineptitud” o “no estoy a la altura de esta situación”, sin detenernos a analizar si existe realmente una base objetiva que lo sustente. Este tipo de razonamientos automáticos alimentan la inseguridad y refuerzan el círculo vicioso de la autopercepción negativa.
Por eso, es clave introducir el hábito de cuestionar nuestros pensamientos. Esto significa detenerse y preguntarse:
¿Qué evidencia concreta respalda esta idea?
¿Qué hechos objetivos la sostienen?
¿Existen pruebas que indiquen lo contrario?
Al formularnos estas preguntas, nuestro cerebro empieza a entrenarse en el pensamiento crítico, aprendiendo a distinguir entre interpretaciones subjetivas y realidades verificables. Con el tiempo, este proceso se convierte en un recurso automático que nos permite relativizar los pensamientos distorsionados y reducir su impacto emocional.
En definitiva, cuestionar los pensamientos no implica ignorarlos o rechazarlos de plano, sino observarlos con una mirada más analítica y compasiva, diferenciando entre lo que es un hecho comprobable y lo que es únicamente una construcción mental.
Conclusión: El síndrome del impostor no es un trastorno, pero afecta profundamente al bienestar; reconocerlo, normalizarlo y cambiar la forma de interpretar los logros y los errores es clave para reducir su impacto.
Autor: Ángela Higes Tejeda.
Referencias:
Akam-Baxter, E., O’Brien, C. M., Sinharay, S., Clavijo-Jordan, V., Rodriguez, S. B., Ijoma, J. N., Kustagi, A., Sahn, M., Diop, F., Mack, K., Malonza, N., & Alvarez, N. H. (2025). Visions by WIMIN: Imposter Phenomenon. Molecular Imaging And Biology, 27(1), 17-22. https://doi.org/10.1007/s11307-024-01971-5
Begeny, C. T., Ryan, M. K., Rink, F. A., Stoker, J. I., & Jordan, J. (2020). Contextualizing the impostor “syndrome”. Frontiers in Psychology, 11, 575024. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.575024
Bravata, D. M., Watts, S. A., Keefer, A. L., Madhusudhan, D. K., Taylor, K. T., Clark, D. M., Nelson, R. S., Cokley, K. O., & Hagg, H. K. (2019). Prevalence, Predictors, and Treatment of Impostor Syndrome: a Systematic Review. Journal Of General Internal Medicine, 35(4), 1252-1275. https://doi.org/10.1007/s11606-019-05364-1
Chakraverty, D., Cavazos, J. E., & Jeffe, D. B. (2022). Exploring reasons for MD-PhD trainees’ experiences of impostor phenomenon. BMC Medical Education, 22(1). https://doi.org/10.1186/s12909-022-03396-6
Kornsawad, K., Shah, A., Yan, J., Aboueisha, A., Woodward, M. A., Mann, A., & Fainstad, T. (2025). Do I Belong? A Multivariable Analysis of Impostor Syndrome and Associated Factors in Female Physician Trainees. Journal Of General Internal Medicine. https://doi.org/10.1007/s11606-025-09780-4
Neureiter, M., & Traut-Mattausch, E. (2016). An Inner Barrier to Career Development: Preconditions of the Impostor Phenomenon and Consequences for Career Development. Frontiers In Psychology, 7. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2016.00048