
16 Sep LA VUELTA AL COLE: CÓMO APOYAR LA SALUD EMOCIONAL DE TUS HIJOS
El inicio de curso siempre es un momento intenso: reencuentros, mochilas nuevas, horarios, deberes… y también emociones encontradas. Para muchos niños es un tiempo de ilusión, pero para otros puede ser fuente de nervios, ansiedad o incluso tristeza. En los últimos años, la psicología ha puesto mucho foco en este periodo, porque sabemos que el bienestar emocional es tan importante como aprender matemáticas o lengua.
Como psicóloga, quiero darte algunas claves sencillas y basadas en investigaciones actuales que pueden ayudarte a acompañar a tu hijo o hija en este proceso.
- Normalizar los nervios: Es natural sentir mariposas en el estómago cuando empieza el cole. A veces, los adultos intentamos quitar hierro con frases como “no pasa nada” o “es una tontería”. Sin embargo, lo más útil es validar lo que sienten: “Entiendo que estés nervioso, a veces a mí también me pasa cuando empiezo algo nuevo”.
Al reconocer sus emociones, les damos permiso para expresarlas sin miedo.
- Rutinas que aportan seguridad: La vuelta al cole no es solo un cambio de aula, sino de ritmo. Horarios de sueño, comidas y tiempos de descanso son fundamentales para que los niños se sientan seguros. Una rutina predecible transmite calma y confianza.
Un consejo práctico: los primeros días, prepara la mochila y la ropa juntos. Les da sensación de control y reduce el estrés matutino.
- Fomentar la pertenencia: Uno de los factores más protectores para la salud mental en la infancia es sentirse parte de algo. Un niño que percibe que tiene amigos, que cuenta con sus profesores y que encaja en su grupo, suele estar más motivado y feliz.
Puedes ayudar preguntando:
“¿Con quién jugaste hoy?”
“¿A quién te gustaría invitar a casa esta semana?”
Estos pequeños gestos fortalecen los vínculos.
Enseñar a manejar los contratiempos:
Todos los niños se van a enfrentar a frustraciones: una mala nota, un examen difícil, un amigo que no les incluye… Lo que marca la diferencia no es evitar los problemas, sino aprender a recuperarse rápido.
Algunos mensajes que ayudan:
“Una nota no define lo listo que eres.”
“¿Qué podemos aprender de esto para la próxima vez?”
De esta manera, desarrollan lo que en psicología llamamos resiliencia cotidiana: la habilidad de levantarse tras los pequeños tropiezos.
Crear espacios de calma:
Cada vez más colegios introducen mindfulness o ejercicios de respiración para que los alumnos aprendan a regularse. En casa también se puede practicar:
- Respirar juntos 3 veces profundas antes de dormir.
- Hacer un “escáner corporal” en el que el niño diga cómo siente sus pies, su barriga, su pecho…
- Son prácticas simples que reducen la ansiedad y mejoran la concentración.