03 Abr ¿Qué sucede si reprimimos las emociones?
Reprimir las emociones ¿Qué es?
Reprimir las emociones consiste en evitar o bloquear las emociones para no experimentarlas plenamente, tanto las positivas como las negativas, aunque son estas últimas las que más solemos ignorar. En algunas ocasiones, es algo que tenemos tan normalizado que no nos damos cuenta de ello; y en otras, podemos llegar a hacerlo de forma consciente para evitar sentir el malestar que pueden generarnos algunas emociones. De cualquier forma, reprimir las emociones puede parecer efectiva a corto plazo al evitar ese malestar, pero a largo plazo suelen aparecer diferentes consecuencias negativas tanto para nuestra salud mental y física como para nuestras relaciones sociales.
Causas de la represión emocional
- Educación: Hoy en día seguimos encontrando un factor cultural donde se enseña a los niños a no manifestar sus emociones de forma llamativa o efusiva. Por ejemplo, se les dice que reír a carcajadas es molesto, que llorar es de gente débil, o que enfadarse es de niños malos. Con estos comentarios, lo que aprende el niño es que mostrar las emociones tal y como son está mal.
- Patrón familiar: Desde que somos pequeños, nuestro círculo familiar va a ser nuestro modelo para muchas cosas, entre ellas la expresión emocional. Si en la familia se reprimen las emociones, lo más probable es que el niño aprenda que eso es lo normal y lo correcto.
- Mecanismo de protección: Especialmente en el caso de las emociones negativas, es probable que tendamos a reprimirlas para así evitar afrontar el malestar, dolor o miedo que pueden generar.
Consecuencias de reprimir las emociones
Como se mencionó al inicio de este artículo, puede parecer que reprimir e ignorar las emociones es útil a corto plazo, ya que evitamos ese malestar, pero a largo plazo pueden generarse consecuencias negativas en diferentes áreas:
- A nivel físico: Podemos experimentar síntomas similares a los de la ansiedad como taquicardia, dolor de cabeza, tensión… También pueden generarse problemas digestivos como dolor o malas digestiones, además de problemas en el sueño como insomnio o pesadillas. Esta manifestación física se denomina somatización.
- A nivel psicológico: Al reprimir las emociones, pueden generarse situaciones desagradables como ataques de pánico, debido a que todos tenemos un límite y llega un momento en el que esas emociones sin procesar se desbordan. También podemos experimentar una sensación de vacío al sentir que quizás no disponemos de la capacidad de sentir emociones, lo que puede afectar a nuestra autoestima al ver que otras personas sí expresan las suyas.
- A nivel social: Esta represión o dificultad para gestionar y expresar nuestras emociones puede afectarnos a la hora de relacionarnos con los demás, ya que en sí la expresión emocional es una forma de comunicación con nuestro entorno que permite empatizar con los demás y que ellos nos comprendan a nosotros.
¿Cómo gestionar las emociones reprimidas?
A continuación, te presentamos una serie de pasos que pueden resultar muy útiles para aprender a gestionar nuestras emociones:
- Identifica la emoción: Es fundamental saber identificar primero la emoción que estamos sintiendo, ponerle nombre. Aprender a diferenciar entre emociones primarias como la tristeza, el miedo o la ira, y las emociones secundarias que pueden derivar de estas.
- Escucha la emoción: Todas las emociones cumplen una función, como alertarnos o protegernos de algo. Reflexionar sobre por qué ha aparecido la emoción puede ser muy útil para entenderla y poder actuar en consecuencia.
- Permítete sentir la emoción: Todas las emociones son temporales; aunque puedan presentarse de forma intensa, eventualmente disminuirán. Es importante para gestionar las emociones permitir que estas pasen por nosotros, sin juzgarlas.
- Expresa la emoción de forma adecuada: Aprender a expresar las emociones de una manera sana y asertiva, tanto con nosotros mismos como con las personas de nuestro entorno.
Autor: Lara Peinado Conde