
12 Nov Asertividad, establecimiento de límites
El ser humano tiene una gran capacidad comunicativa, que permite las relaciones y la expresión de ideas, opiniones o sentimientos. Las relaciones sociales están presentes en todos los ámbitos de la vida de las personas y los estilos comunicativos son fundamentales en la forma en que se intercambia la información.
Esta capacidad comunicativa, depende de diversos factores y su utilización varía en cada persona, cultura, sociedad o contexto, pero estas habilidades sociales y comunicativas son aprendidas y pueden desarrollarse para conseguir una mejora en las relaciones con otras personas, estableciéndose tres tipos de comunicación:
- Agresiva, se centra en defender de manera decidida y sin hacer concesiones sus propios intereses o derechos, pisando a los demás y sin tener en cuenta sus opiniones.
- Pasiva, utilizado por personas que se consideran tímidas y en la que sienten que no son respetadas, no se atreven a decir lo que piensan y se guardan lo que sienten y lo que quieren decir.
- Asertiva, en donde se expresan las ideas o sentimientos en el momento oportuno de una forma clara y segura, sin mostrar nerviosismo, teniendo en cuentas los intereses propios y los de los demás.
Este estilo asertivo es el más equilibrado de todos, ya que tiene en cuenta los intereses de todas las personas implicadas. Así, además de mostrar los intereses personales, entran en juego la escucha activa que permita comprender las necesidades del resto y la comunicación no verbal.
La definición de asertividad que nos ofrece la Real Academia de la Lengua Española es la siguiente: “dicho de una persona: que expresa su opinión de manera firme y con seguridad, respetando las ideas de los demás”.
Entre las técnicas que permiten entrenar la asertividad, señalamos las siguientes:
- Técnicas de reestructuración cognitiva, que permitan concienciar de las creencias irracionales o erróneas, muchas de las cuales pueden estar muy arraigadas en la persona y encontrar e interiorizar pensamientos alternativos racionales.
- Entrenamiento en habilidades sociales, que mejore la conducta o comportamiento externo del sujeto, tanto en situaciones más calmadas, como en discusiones.
- Técnicas de reducción de ansiedad, que pueden provocar determinadas situaciones sociales, tales como relajación o respiración.
- Técnicas de resolución de problemas, que busquen identificar el problema, generar las alternativas posibles y la toma de la decisión más acertada a cada situación.