Importancia del autocuidado

La importancia del autocuidado ¿Qué es el autocuidado?

 

El concepto de autocuidado hace referencia a todas aquellas prácticas cotidianas y decisiones que desarrolla una persona, familia o grupo para cuidar su salud y tener una mejor calidad de vida (Tobón, 2003). La importancia del autocuidado radica en que abarca actividades que realizamos para cuidar nuestras necesidades físicas, mentales, emocionales, ambientales y espirituales. Reconocer la importancia del autocuidado es el primer paso para lograr un equilibrio integral en nuestra vida.

El autocuidado tiene múltiples beneficios como: disminuir el estrés, mejorar la gestión emocional, mayor calidad de las relaciones sociales, prevenir enfermedades, aumentar la autoestima… 

Tipos de autocuidado y su importancia

 

Autocuidado físico

Cuando pensamos en este tipo de autocuidado, lo más probable es que pensemos en comer bien y hacer ejercicio, lo cual es cierto, pero hay más formas que podríamos incluir en esta categoría:

–Tener una dieta saludable: No se trata de tener un modelo de dieta restrictivo, sino de ser conscientes del tipo de alimentos que consumimos y que sea equilibrado. 

–Realizar actividad física: El objetivo es realizar la suficiente actividad física para mantener un equilibrio con la dieta que tenemos, teniendo en cuenta además las necesidades de nuestro cuerpo y la etapa de desarrollo en la que nos encontremos.

–Higiene adecuada: Fundamental para la prevención de enfermedades e infecciones, principalmente respiratorias y gastrointestinales. Algunos ejemplos pueden ser: bañarse correctamente, higiene dental, lavarse las manos de forma adecuada, mantener nuestro espacio limpio, etc.

–Dormir y descansar correctamente: Al igual que es importante mantener una actividad física, también lo es tener un descanso adecuado. Para ello, algunos consejos serían: mantener un horario constante tanto para dormir como para despertarse, cuidar el entorno para prevenir posibles interrupciones, evitar consumir sustancias estimulantes como el café antes de dormir y no abusar de la siesta, ya que puede alterar ese horario de sueño.

Autocuidado emocional

Consiste en prestar atención a las emociones, comprenderlas y gestionarlas de una manera adecuada y adaptativa. Algunos hábitos o prácticas para el cuidado emocional serían:

–Reconocer nuestras emociones: Es fundamental para un buen autocuidado emocional. Si en lugar de reconocer y aceptar nuestras emociones, las negamos y evitamos, pueden generarse problemas emocionales que afecten a nuestra salud mental.

–Expresar las emociones de una forma saludable: También es importante, tras identificar y nombrar nuestras emociones, compartirlas con los demás de una forma natural.

–Aumento de la resiliencia: Es aconsejable, a la hora de afrontar adversidades o dificultades, no centrarse en el problema y en la queja de este, sino buscar soluciones y aprender de esa experiencia.

–Manejo del estrés: Puede ser útil aprender a practicar técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación, y así llevar a cabo una mejor regulación emocional.

Autocuidado cognitivo

En este apartado se incluirían todas aquellas actividades y acciones que se realizan con el objetivo de mejorar el bienestar de las funciones mentales y los pensamientos. Algunas formas de trabajar el autocuidado cognitivo podrían ser:

–Revisar nuestro diálogo interno: Prestar atención a cómo te hablas a ti mismo. Debemos evitar juzgarnos, culparnos o despreciarnos con frases como “soy un inútil”, “tengo la culpa siempre”, “todo me sale mal”. Hay ocasiones en las que somos excesivamente críticos con nosotros mismos. Una manera de darnos cuenta de este diálogo interno inadecuado sería preguntarnos si le hablaríamos de la misma forma a alguien importante para nosotros. De esta manera, podemos ser conscientes de que necesitamos cambiar este diálogo a uno más amable y autocompasivo. 

–Adquirir nuevos conocimientos: Aprender un idioma, realizar un curso sobre algo que nos interese…

–Realizar actividades que fomenten la creatividad: Escribir, pintar, tocar algún instrumento…

–Llevar a cabo ejercicios de estimulación cognitiva: Leer, sudokus, crucigramas, jugar al ajedrez…

Autocuidado social

La importancia del autocuidado social engloba aquellas actividades que dedicamos a las relaciones con las personas que son cercanas a nosotros. Es decir, con la familia, amigos, pareja y otras personas con las que  compartimos nuestro día a día.

Algunas de estas acciones pueden ser:

–Realizar actividades con las personas importantes para nosotros: Actividades con las que podemos pasar un tiempo de calidad con los demás, como ir al cine, visitar museos, comer o cenar en algún restaurante… Dependerá de los gustos y aficiones en común. 

–Tener un contacto de calidad: No solo podemos tener contacto de una forma física con nuestro círculo cercano. Cuando esto no es posible, podemos cuidar la relación de otras maneras como, por ejemplo, a través de mensajes, llamadas, redes sociales…

–Dejarse escuchar y escuchar a los demás: Esto permite reforzar las relaciones, comprender emociones, trabajar la empatía y expresar posibles problemas o necesidades que estemos experimentando.

–Identificar relaciones saludables: Debemos aprender a discriminar qué relaciones son buenas para nosotros y cuáles no. En una relación sana debe haber un respeto mutuo, confianza, honestidad, compromiso, buena comunicación y evitar cualquier forma de violencia.

–Poner límites: Para trabajar en una relación sana, debemos aprender a poner límites claros y mostrar a los demás cómo queremos que nos traten y aquellas cosas que no vamos a permitir porque nos afectan o nos generan malestar.

–Ser asertivo: En relación con el apartado anterior, también es importante tener una actitud asertiva. No solo nos ayudará a poner unos límites adecuados, sino a expresar correctamente nuestras necesidades, evitando ser agresivo o pasivo. 

Autocuidado espiritual

Este tipo de autocuidado no es tan popular, pero también es relevante muchas veces para nuestro bienestar. El autocuidado espiritual puede incluir la religión, pero va más allá de eso. Hace referencia también a conectar con nosotros mismos y nuestros valores. 

Algunos ejemplos de autocuidado espiritual podrían ser:

–Mantener una práctica regular de meditación o atención plena.

–Pasar tiempo en la naturaleza.

–Asistir a un servicio religioso o humanitario, como puede ser el voluntariado.

–Realizar un diario de gratitud en el que escribamos de forma regular aquellas cosas por las que nos sentimos agradecidos. 

–Dedicar unos minutos al día para reflexionar acerca de tu vida, valores y metas.

 El autocuidado es un concepto que hace referencia a todas aquellas actividades que llevamos a cabo de forma consciente para mejorar nuestra calidad de vida. En este artículo te presentamos la importancia del autocuidado y los diferentes tipos de autocuidado y que podemos encontrar y algunos ejemplos de actividades o acciones que podemos llevar a cabo en cada uno de ellos.

 

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Bibliografía:

 

Fundasil. (2022). Manual de Autocuidado. https://www.unicef.org/elsalvador/media/5036/file/Manual%20de%20Autocuidado.pdf

Tobón, O. (2003). El autocuidado. Una habilidad para vivir. Hacia la Promoción de la Salud,  8,  38-50. https://revistasojs.ucaldas.edu.co/index.php/hacialapromociondelasalud/article/view/1870

 

Autor: Lara Peinado Conde