
31 Mar Adicción a las redes sociales y “FOMO” en jóvenes: relación entre ambos fenómenos, variables psicológicas asociadas, evaluación y tratamiento
INTRODUCCIÓN
Como bien todos sabemos, la llegada de las redes sociales ha supuesto una revolución en la forma en las que nos comunicamos entre nosotros. Este nuevo método de comunicación digital ha calado especialmente en la población adolescente y joven, a los que se les ha ofrecido un medio muy práctico y cómodo para interactuar y compartir contenido con sus amigos en cualquier momento del día que lo deseen (prz y Griffiths, 2017), y sobre todo, sin la necesidad de estar físicamente presentes para que se dé esta interacción. A pesar de las innumerables ventajas que el desarrollo de la tecnología supone en la comunicación humana, se ha observado como este acceso constante ha llevado a fenómenos problemáticos para la salud de los jóvenes, como son la adicción a las redes sociales y al “miedo a perderse algo”, más conocido como “Fear of Missing Out” en inglés o su abreviación por siglas “FOMO” (Przybylski et al., 2013).
Las redes sociales permiten un grado de hiperconexión entre las personas que, aunque podría parecer beneficioso a la hora de crear, mantener y fortalecer las relaciones sociales, así como aumentar en sentimiento de pertenencia y vinculación social entre los jóvenes, también ha de considerarse que podría resultar en una dependencia emocional y psicológica hacia estas plataformas (Hamutoglu et al., 2020), de tal forma que la principal fuente de refuerzo social sea mediante la actividad en redes. En estos casos más extremos podríamos hablar de adicción a las redes sociales, la cual se define como un patrón comportamental de uso excesivo de las mismas, con las que se establece una relación de dependencia que conduce a un grado significativo de interferencia con la vida diaria. Este patrón de actividad exagerado, al igual que ocurre con el resto de las adicciones, genera diversos problemas en el bienestar psicológico, académico/laboral y social en quienes lo padecen (Andreassen y Pallesen, 2014).
Por otro lado, para lograr comprender el origen del concepto del FOMO se ha de tener en cuenta que este uso exagerado de las redes sociales está muy instaurado en la forma de socialización actual de los adolescentes y jóvenes, de tal manera que se encuentran muy informados de las acciones y actividades de su grupo social prácticamente en tiempo real y con un alto nivel de detalle. Esta experiencia puede dar lugar al FOMO, que se define como un tipo particular de ansiedad que surge de una «aprensión generalizada de que otros puedan estar teniendo experiencias gratificantes de las que uno está ausente» (Przybylski et al., 2013
De hecho, la literatura ha establecido una estrecha relación entre el FOMO y la adicción a las redes sociales, dado que individuos con un elevado grado de FOMO tienen una mayor tendencia a desarrollar conductas obsesivas en la utilización de las mismas, de tal forma que intentan reducir su ansiedad a través de la conexión constante con los demás (Tunc-Aksan y Akbay, 2019), motivados por una necesidad imperiosa de mantenerse en contacto. Además, el FOMO no solo afecta la regularidad en el uso de las redes sociales, sino que también modifica la forma en la que hacen uso de estas. Por ejemplo, numerosos jóvenes experimentan la necesidad de compartir continuamente contenido acerca de su vida, para así de algún modo evidenciar que están involucrados en eventos sociales y que están conectados con los demás. Sin embargo, las consecuencias a largo plazo de este fenómeno residen en la perpetuación de un ciclo de comparación social y validación externa (Varchetta et al., 2020), así como niveles más bajos de autoestima, mayor insatisfacción con la propia vida y tendencias a experimentar sintomatología ansiosa y depresiva (Parveiz et al., 2023).
A la hora de explicar este fenómeno, un planteamiento sugiere recurrir a la teoría de la autodeterminación de Deci y Ryan (1985). Este análisis indica que el FOMO puede tener su origen en la falta de satisfacción de necesidades psicológicas básicas como la autonomía, la competencia y la vinculación social. Cuando estas necesidades no se cubren en la vida real, los individuos recurren a las redes sociales como una forma de compensación, lo que podría explicar la dependencia a estos medios de comunicación (Przybylski et al., 2013). Asimismo, otro posible planteamiento es el que toma como base la teoría de la comparación social de Festinger (1954), que explica cómo los individuos evalúan sus propias vidas en función de lo que perciben en los demás. De este modo, las redes sociales actúan como una fuente constante de estímulos para realizar esta comparación, lo que, sumado a la tendencia de los usuarios de solo publicar aquellos aspectos más positivos de sus vidas, muy probablemente contribuye a generar un sentimiento de insatisfacción personal ligado a la idea de estar perdiéndose “experiencias importantes de la vida” (Parveiz et al., 2023).
Investigaciones actuales evidencian que el efecto del FOMO y la adicción a las redes sociales es especialmente incidente en adolescentes y jóvenes adultos, dado que son colectivos con mayor tendencia a la comparación social y a la formación de su identidad apoyándose en las plataformas digitales (Hamutoglu et al., 2020). A medida que la tecnología sigue progresando y las redes sociales se incorporan cada vez más nuestras vidas diarias, entender la conexión entre el FOMO y la adicción a las redes sociales, así como su abordaje clínico, se torna imprescindible para diseñar estrategias de prevención e intervención efectivas en aquellas personas que puedan verse afectadas en mayor medida por sus consecuencias negativas.
FACTORES PSICOLÓGICOS ASOCIADOS CON LA ADICCIÓN A LAS REDES SOCIALES Y EL FOMO
La investigación científica revela ciertas características y factores psicológicos que parecen estar relacionados con una mayor susceptibilidad de padecer adicción a las redes sociales o al FOMO. Entre ellos podemos destacar
- Autoestima: Tal y como relatan Hamutoglu et al. (2020), los jóvenes con menores niveles de autoestima tienen una mayor propensión a buscar validación social mediante las redes, así como a basar su autoconcepto social en la sensación de pertenencia grupal con sus iguales mediante experiencias compartidas, lo que puede favorecer el
- Bienestar emocional: Diversos estudios han encontrado una relación directa y significativa entre adicción a RRSS y sintomatología ansioso-depresiva especialmente en adolescentes y jóvenes adultos (Varchetta et al., 2020), ya que se hipotetiza un ciclo de refuerzo negativo en el que el individuo utiliza las redes sociales como un mecanismo de escape para lidiar con sus problemas emocionales, al mismo tiempo que es reforzado socialmente por sus iguales.
- Personalidad: Se ha observado cómo la personalidad es otro factor significativamente influyente en la vulnerabilidad frente a la adicción a redes sociales y al FOMO. En concreto, algunos rasgos como la extroversión, que favorece esa búsqueda de la interacción social mediante esta nueva oportunidad que ofrece la tecnología, o la apertura a la experiencia, que favorece un mayor nivel de implicación en estas actividades digitales (Tunc-Aksan y Akbay, 2019). Asimismo, el neuroticismo es un rasgo que encaja muy bien con esa ansiedad ante la posibilidad de perderse experiencias sociales que tanto caracteriza al FOMO.
¿CÓMO SE EVALUA?
Para abordar de forma eficaz esta problemática, resulta imprescindible realizar una buena evaluación del nivel de afectación e impacto que puede tener. Con este fin, existen una serie de herramientas de evaluación, entre las que se encuentran cuestionarios como la Escala de Adicción a Redes Sociales (SMAS-SF), que permite obtener información sobre la tolerancia (deseo de aumentar el tiempo utilizando las RRSS), dependencia emocional a las redes y grado de interferencia del uso de las mismas en la vida de la persona, o la escala de Escala de FOMO (FOMOs), que se trata de una escala ampliamente utilizada para la evaluación de la experiencia ansiógena de no estar presente en reuniones o eventos sociales que están siendo expuestos en alguna red social y el deseo de estar conectado para no experimentar una sensación de exclusión, centrándose especialmente en la frecuencia e intensidad de estas reacciones (Przybylski et al., 2013).
Por otro lado, en terapia psicológica se han de identificar distorsiones cognitivas, ya que en ambos tipos de problemáticas resulta bastante frecuente encontrar que hay una serie de distorsiones cognitivas mediando y generando la sintomatología. Algunos ejemplos pueden ser: “si no entro frecuentemente a mis redes sociales, me perderé algo relevante que me hará estar más desconectado de mis amigos”, “mis amigos deben pensar que soy aburrido porque no he publicado nada interesante” o “si no contesto rápido los mensajes en WhatsApp, mis seres queridos me van a dejar de lado”. También resulta fundamental identificar conductas de uso excesivo de las redes, secuencias funcionales de cadenas conductuales problemáticas, factores disposiciones y mantenedores del problema, así como cualquier otra variable relevante.
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA
Uno de los tratamientos más frecuentemente empleados para abordar ambas problemáticas es aquel basado en la Terapia Cognitivo-Conductual, la cual está centrada en la modificación de las creencias disfuncionales asociadas y de las conductas desadaptativas en el uso de las redes sociales. De este modo, la finalidad última de este tratamiento reside en la reducción de la sintomatología ansiosa asociada a ese sentimiento de necesitar “estar siempre conectado”, así como pretende establecer una relación mucho más adaptativa y funcional con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación (Hamutoglu et al., 2020). A continuación, se presentan algunas de las estrategias más efectivas en la intervención terapéutica:
- Reestructuración cognitiva para la modificación de distorsiones y pensamientos disfuncionales: Tal y como se mencionaba en el apartado de evaluación, no resulta infrecuente que estas problemáticas cursen con de distorsiones cognitivas que juegan un papel fundamental en la relación disfuncional entre los jóvenes y las RRSS. Por ello, a la hora de comenzar el tratamiento resulta crucial realizar una correcta e identificación de estos pensamientos, así como una evaluación del grado de ansiedad e interferencia que generan en el paciente. Una vez identificados, estos han de modificarse mediante técnicas como (1) el debate socrático “¿Qué crees que pasaría si no revisaras tus redes y mensajes por unas horas?”, (2) la flecha descendente para identificar creencias nucleares “Si no reviso mis redes constantemente me perderé algo importante” → “Y qué ocurre si eso es así?”, (3) la reducción al absurdo “Si no estoy informado de lo que están haciendo mis amigos no soy un buen amigo ni me siento integrado” → “¿Entonces para ti ser un buen amigo es solo ver sus publicaciones” o (4) el uso de pruebas conductuales que les permita observar las contingencias reales de pasar tiempo sin consultar las redes, por ejemplo. Se ha demostrado que este tipo de técnicas consigue una reducción de la ansiedad, así como ayuda a realizar interpretaciones más adecuadas que les permitan mejorar su relación con la tecnología (Varchetta et al., 2020).
- Manejo del tiempo en redes sociales: Esta estrategia pretende que, mediante la intervención directa y progresiva en el tiempo y uso que hacen los jóvenes y adultos de las redes sociales, se consiga lograr una reducción de la sintomatología de dependencia a las mismas que derivará en un uso más adecuado y con menor impacto negativo en las vidas de los usuarios. Algunas de las formas de llevar esto a cabo consisten en: (1) El establecimiento de horarios fijos y estructurados, en los que se incluya la planificación de los momentos en los que se pueden consultar las redes o el tiempo máximo diario, entre otras cuestiones, (2) Utilización de aplicaciones de control del uso de la pantalla y salud digital, a modo de complementación de la estrategia del establecimiento de horarios o (3) Sustitución de hábitos, de tal forma que ese tiempo que normalmente estaría dedicado a consultar las redes sociales se dedique a otra actividad placentera (Hamutoglu et al., 2020). Del mismo modo, la literatura demuestra que esta reducción progresiva e intencionada del uso de estos medios de comunicación consigue a largo plazo reducir ansiedad y mejorar la satisfacción vital (Parveiz et al., 2023).
CONCLUSIÓN
En el presente trabajo se exponen las definiciones y manifestaciones clínicas de dos conceptos estrechamente relacionados y que afectan principalmente a la población adolescente y joven: la adicción a las redes sociales y el FOMO o “ansiedad por perderse algo”. A la hora de abordar ambas problemáticas, se ha de tener en cuenta la importancia de considerar que los avances tecnológicos y la denominada “hiperconectividad” en la materia de la comunicación no solo han traído ventajas, sino que han instaurado unos hábitos de uso excesivo en muchas personas que puede dar lugar al fenómeno de la dependencia psicológica. Factores como la autoestima, la necesidad de comparación social y la tendencia a experimentar sintomatología ansiosa o depresiva facilitan el desarrollo de esta dependencia y malestar ligado al uso de las redes, así como el deseo de evitar a exclusión social es la principal causa de la experimentación del FOMO. Por todo ello, se hace evidente la necesidad de estudiar este asunto en profundidad y desarrollar estrategias para combatir el malestar asociado.
En primer lugar, realizar una evaluación integral del origen, mantenimiento y consecuencias de la sintomatología asociada a estos fenómenos resulta crucial. Para dicho fin, se han diseñado múltiples herramientas, tal y como la Escala de Adicción a Redes Sociales (SMAS-SF) o la Escala de FOMO, así como también se recomienda el uso de otros instrumentos como la Escala de Comparación Social (INCOM), que permite estudiar variables estrechamente relacionadas. En esta línea, otras de las variables relevantes que han de recogerse en la evaluación son la presencia de distorsiones cognitivas, los patrones exactos de uso de las redes, las contingencias que mantienen esta utilización excesiva o factores disposicionales que lo faciliten, de cara a obtener una visión global sobre las características del problema y diseñar una intervención adecuada. Esta intervención resulta considerablemente eficaz mediante la Terapia Cognitivo-Conductual, empleando para ello técnicas anteriormente descritas como la reestructuración cognitiva y el manejo del tiempo en redes.
A pesar de estos resultados prometedores, el tan acelerado avance de los métodos de comunicación que estamos vivenciando estos años hacen que la investigación en estas materias deba mantenerse activa y actualizada, de tal forma que el desarrollo tecnológico no impida que los jóvenes y las nuevas generaciones que experimentaran estos avances mantengan una relación saludable con las tecnologías que les sean accesibles, así como se ha de abogar por la búsqueda y el trabajo en la compatibilización de la vida social online y presencial.
Autora: Laura Pérez Díaz, alumna de Psytel.
REFERENCIAS
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Deci, E. L. y Ryan, R. M. (1985). Intrinsic Motivation and Self-Determination in Human Behavior. Springer. https://doi.org/10.1007/978-1-4899-2271-7
Festinger, L. (1954). A Theory of Social Comparison Processes. Human Relations, 7(2), 117-140. https://doi.org/10.1177/001872675400700202
Hamutoglu, N. B., Topal, M. y Gezgin, D. M. (2020). Investigating direct and indirect effects of social media addiction, social media usage and personality traits on FOMO. International Journal of Progressive Education, 16(2), 248-264. https://doi.org/10.29329/ijpe.2020.241.17
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Parveiz, S., Amjad, A. y Ayub, S. (2023). Fear of missing out (FOMO), social comparison and social media addiction among young adults. Pakistan Journal of Applied Psychology, 3(1), 224-235. https://doi.org/10.52461/pjap.v3i1.1283
Przybylski, A. K., Murayama, K., DeHaan, C. R. y Gladwell, V. (2013). Motivational, emotional, and behavioral correlates of fear of missing out. Computers in Human Behavior, 29(4), 1841-1848. https://doi.org/10.1016/j.chb.2013.02.014
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Varchetta, M., Fraschetti, A., Mari, E., & Giannini, A. M. (2020). Adicción a redes sociales, miedo a perderse experiencias (FOMO) y vulnerabilidad en línea en estudiantes universitarios. Revista Digital de Investigación en Docencia Universitaria, 14(1), e1187. https://doi.org/10.19083/ridu.2020.1187