
26 Feb No es solo cansancio, podría ser burnout
Últimamente, ¿sientes que el trabajo te agota más de lo normal? La falta de energía, la desmotivación y la sensación de estar siempre al límite pueden ser señales de burnout, un problema cada vez más común en un mundo donde la productividad es prioridad. No se trata solo de estrés ocasional, sino de un desgaste prolongado que afecta tu bienestar y rendimiento. La buena noticia es que hay formas de prevenirlo y manejarlo. ¿Cómo identificarlo a tiempo y qué estrategias pueden ayudarte a recuperar el equilibrio? En este artículo, exploramos algunas de las claves prácticas para enfrentar el agotamiento laboral.
¿Qué es el burnout?
El burnout o síndrome de estar quemado es un estado de agotamiento físico, emocional y mental vinculado al ámbito laboral, el estrés causado por el trabajo y sus exigencias, así como al estilo de vida del empleado. Puede tener consecuencias en la esfera física y psicológica, afectando al estado de ánimo, la autoestima, la motivación, etc.
¿Cuáles son los principales síntomas del burnout?
Algunos de los síntomas o signos característicos que pueden alertarnos de un posible burnout:
- Cansancio crónico: un agotamiento que persiste aún cuando se descansa y que puede interferir en la vida diaria.
- Problemas de sueño y cambios en el apetito: a veces el estrés constante puede hacer que no durmamos bien o que durmamos más de lo normal, o que nuestro apetito esté por encima o debajo de lo que acostumbramos.
- Disminución del rendimiento laboral: completar las demandas resulta cada vez más difícil y laborioso.
- Síntomas de ansiedad, depresión o baja autoestima: el estrés prolongado en el tiempo puede llegar a producir una mayor activación del cuerpo, mayores preocupaciones y un estado de ánimo más bajo.
- Problemas de salud física: el burnout puede causar problemas como la hipertensión, tensión muscular, dolores musculares o de cabeza, etc.
- Despersonalización: la falta de motivación, la irritabilidad y el estrés prolongado pueden hacer que nos comportemos de una forma impropia de nosotros mismos con la gente a la que atendemos.
POSIBLES CAUSAS DEL BURNOUT
Es preciso aclarar que el burnout suele originarse como respuesta a la acumulación de un gran números de factores, tanto personales como contextuales. Entre los más comunes se encuentran:
- Falta de autonomía en las funciones del trabajo
- Falta de programas de bienestar laboral por parte de las empresas
- La necesidad de atender a un gran número de demandas en el horario laboral (sobrecarga laboral)
- Falta de control sobre las tareas
- Percepción de un trato injusto dentro de la organización
- Falta de equilibrio entre la vida personal y profesional
- Falta de satisfacción personal
- Falta de reforzadores
CÓMO TRATAR O PREVENIR EL BURNOUT
¿Qué podemos hacer para reducir o prevenir este burnout?
- Realizar actividad física: no hace falta un ejercicio profesional, salir a andar 30 minutos puede ayudar a descargar la tensión acumulada. ¡Cualquier tipo de ejercicio es válido!
- Conectar con el presente: realizar ejercicios de mindfulness puede ayudarte a concentrarte en el aquí y el ahora, además de permitirte parar y crear momentos de relajación en un mundo que está en constante movimiento. Practicar yoga o ejercicios de respiración también podría serte útil.
- Mantener el ocio con las personas que nos llenan: estos pequeños encuentros pueden ser un lugar de desconexión, alivio y desahogo emocional.
- No olvidar el autocuidado: escucharnos a nosotros mismos, atender nuestras necesidades y deseos y realizar actividades que nos gustan es muy importante.
RECORDAR QUE…
No todo depende de nosotros. En una sociedad en la que prima el trabajo y la productividad, es normal sentirse agotados… Las empresas tienen que poner de su parte para evitar la sobrecarga de trabajo del empleado, facilitar la ejecución de tareas diarias, promover programas de rutinas saludables, flexibilizar los turnos y horarios de trabajo y evaluar periódicamente el estrés de los trabajadores. Por eso, no te culpes.
Si estas pautas no te ayudan y lo consideras necesario, ¡no dudes en pedir ayuda psicológica!
Autor: Andrea Blázquez Sánchez