
18 Mar Trauma en el cuerpo y como sanarlo
Cuando el cuerpo recuerda lo que la mente quiere olvidar:
El impacto del trauma en nuestra salud
Muchas personas que han atravesado experiencias traumáticas desarrollan síntomas físicos sin una causa médica aparente: tensión muscular persistente, fatiga extrema, problemas digestivos o dolores crónicos. ¿Por qué sucede esto? La respuesta radica en la estrecha conexión entre el cerebro y el cuerpo, y en cómo el sistema nervioso procesa y almacena las experiencias adversas.
¿Cómo se manifiesta el trauma en el cuerpo?
Cuando vivimos un evento traumático, nuestro cuerpo activa mecanismos de supervivencia como la lucha, huida o congelación. Sin embargo, cuando el trauma no se procesa adecuadamente, estos mecanismos pueden quedar “atrapados” en el organismo, generando síntomas físicos a largo plazo. Algunos de ellos incluyen:
- Dolor crónico sin una causa médica clara.
- Problemas gastrointestinales (colon irritable, náuseas, indigestión).
- Fatiga persistente y trastornos del sueño.
- Sensación de estar siempre en tensión o en estado de alerta.
Algunas personas también pueden experimentar palpitaciones, cambios en la presión arterial o dificultades para respirar, sin una explicación médica clara. Esto ocurre porque el cuerpo sigue reaccionando como si estuviera en peligro, incluso cuando la amenaza ya ha pasado.
La conexión entre el cerebro y el cuerpo en el trauma.
La Teoría Polivagal, desarrollada por Stephen Porges, explica cómo nuestro sistema nervioso responde al peligro. Cuando una persona experimenta un trauma, su cuerpo puede quedarse atrapado en un estado de activación constante (ansiedad, insomnio) o de bloqueo (apatía, desconexión emocional). Esto afecta la respiración, la digestión y la capacidad de relajarse.
Además, el estrés prolongado puede alterar el equilibrio del cuerpo, haciendo que se liberen hormonas del estrés en exceso. Esto puede afectar el sistema inmunológico y aumentar la inflamación, lo que contribuye a malestares físicos y emocionales.
Memoria corporal: cuando el cuerpo habla.
Las experiencias traumáticas no siempre se recuerdan de manera consciente, pero pueden quedar registradas en el cuerpo. Esto significa que, en lugar de recordar lo sucedido con imágenes o pensamientos, algunas personas lo reviven a través de dolores, tensión muscular o reacciones intensas ante ciertos estímulos.
Por ejemplo, un sonido o un olor pueden hacer que alguien sienta miedo o malestar sin entender por qué. Esto ocurre porque el cerebro y el cuerpo han asociado ese estímulo con la experiencia traumática, incluso si la persona no lo recuerda conscientemente.
Cómo las emociones no expresadas se quedan atrapadas en el cuerpo.
En muchas ocasiones, las emociones relacionadas con experiencias traumáticas no se expresan de manera adecuada. Si las emociones de tristeza, ira, miedo o frustración no se gestionan o no se expresan, pueden quedar atrapadas en el cuerpo, manifestándose a través de síntomas físicos. Por ejemplo, la tristeza no expresada puede sentirse como un peso en el pecho, mientras que la ira reprimida puede provocar tensión en la mandíbula o los hombros. Trabajar en la expresión saludable de estas emociones es clave para liberarlas del cuerpo y evitar que se conviertan en enfermedades o molestias crónicas.
La importancia de la regulación emocional en la sanación del trauma.
La capacidad de regular nuestras emociones es fundamental para el proceso de recuperación del trauma. Las personas que han experimentado un trauma pueden tener dificultades para regular sus respuestas emocionales debido a la activación constante de su sistema nervioso. Aquí entra en juego la regulación emocional, un conjunto de habilidades que podemos aprender para calmar el cuerpo y la mente. La respiración profunda, la meditación y la visualización positiva son algunas técnicas de autorregulación que pueden reducir la activación emocional y mejorar el bienestar general.
Estrategias para sanar
Afortunadamente, hay diversas formas de trabajar el trauma desde una perspectiva corporal:
- Mindfulness y respiración consciente: Ayudan a regular el sistema nervioso y reducir la ansiedad.
- Terapias corporales: Métodos como el yoga terapéutico, la terapia somática o el EMDR pueden ayudar a liberar el trauma almacenado en el cuerpo.
- Movimiento y expresión corporal: Bailar, hacer ejercicio o practicar técnicas como el TRE (Tension & Trauma Releasing Exercises) pueden liberar la tensión acumulada y restaurar el equilibrio del sistema nervioso.
El papel de la comunidad en la sanación del trauma
El apoyo social y comunitario es vital en el proceso de sanación del trauma. Las relaciones interpersonales saludables pueden proporcionar un entorno seguro y de contención emocional para las personas que han sufrido traumas. Ya sea a través de amigos, familiares o grupos de apoyo, el hecho de saber que no estamos solos en nuestro proceso de sanación puede marcar una gran diferencia.
Sanar del trauma es un proceso multidimensional que implica trabajar tanto con la mente como con el cuerpo. Al comprender cómo el trauma se almacena en el cuerpo y afecta nuestra salud física y emocional, podemos comenzar a tomar medidas para restaurar el equilibrio y la paz interior. La combinación de técnicas somáticas, el apoyo social y la ayuda profesional son fundamentales para superar los efectos negativos del trauma y vivir una vida más plena y saludable.
Autor: Cristina Armero Amézaga